miércoles, 2 de mayo de 2018

4 maneras de utilizar la creatividad (osada y rebelde) para cambiar el mundo

Vino al mundo en la lejana Australia, pero Laura Jordan Bambach ha forjado a fuego creativo su incandescente y fecunda carrera profesional en Reino Unido, la cual está festoneada de innumerables distinciones.
Jordan Bambach es socia creativa de la agencia londinense Mr. President y lleva las riendas del proyecto SheSays, una organización internacional de voluntarios que aspira a hacer germinar la simiente del marketing digital en las mujeres.

Dueña de un espíritu inquieto e inmune a la fatiga, Jordan Bambach es asimismo la fundadora del Festival Cannt, una original e insolente alternativa a Cannes Lions en la que los creativos se remojan bajo la lluvia impenitente de Londres en lugar de tostarse al sol de la Riviera francesa y cambian las playas de la Costa Azul por las caudalosas y gélidas aguas del Támesis.
La inspiradora e impenitente creatividad que rezuma por todos los poros Jordan Bambach, a la que The Guardian endilgó en su día la etiqueta de “icono digital femenino”, ha sido protagonista de la ponencia que la australiana ha pronunciado hoy en el marco del Día C del Club de Creativos.
“Yo quiero cambiar el mundo a través de la creatividad”, afirma con contundencia Bambach. “Estoy convencida de que los creativos con nuestras ideas podemos cambiar el mundo”, apostilla. Los creativos, insiste Bambach, tienen la responsabilidad de cambiar el mundo y hacerlo, para más inri, de la manera más humana posible. ¿Hay algo más humano, al fin y al cabo, que la creatividad?
Bambach recuerda que allá por 1994, cuando internet era todavía algo incipiente, fue consciente de que la red, convenientemente amalgamada con la creatividad, tenía capacidad de servirle de trampolín para compartir con el mundo sus inquietudes en relación con las cuestiones de género. Sus inquietudes de aquel entonces las plasmó más tarde en SheSays y también en “The Great British Diversity Experiment”.
La pasión de Bambach por la creatividad la llevó también a dar el pistoletazo de salida al Festival Cannt y poner la primera piedra de Mr. President, una agencia que huye deliberadamente de los estereotipos y los clichés en toda la creatividad que sale de su cadena de producción.
Según Bambach, su particular manera de aproximarse a la creatividad echa raíces en estos 4 pilares:
1. Una buena idea puede liberarse de las costuras (excesivamente ceñidas) de lo que es meramente publicidad para convertirse en cultura
Las ideas que hallan acomodo en la publicidad sirven para mucho más que para vender. Si son verdaderamente buenas, pueden romper moldes y convertirse en agentes del cambio en el universo de la cultura, dice Bambach.
Que las ideas puede efectivamente metamorfosearse en cultura queda demostrado a la perfección en esta campaña para la marca de cerveza Tiger, que convierte algo sumamente molesto para el consumidor (la contaminación) en algo extraordinariamente útil: tinta.
2. Hay que adentrarse en lo desconocido y permitir que broten los accidentes (felices)
En lo desconocido hay un sinfín de caudal creativo que los publicitarios pueden utilizar en su propio beneficio, asegura Bambach. “Cuando te zambulles en lo desconocido, pueden surgir accidentes y tales accidentes no tienen por qué ser malos, pueden ser afortunados”, recalca.
Bambach navegó, por ejemplo, en su día en las procelosas aguas de lo desconocido en un proyecto experimental para la cadena de radio Capital FM, donde lo accidental se fundió a la perfección con lo positivo.
3. Las normas están para romperlas  y no hay que tener miedo de alejarse de la respuesta que parece a priori correcta
Lo que es meramente correcto puede convertirse en el peor enemigo de los publicitarios, cuya creatividad innata debe impelirles a hacer trizas las normas y a buscar respuestas aparentemente incorrectas a las preguntas que tienen sobre la mesa.
Que la publicidad puede y debe romper las normas y atreverse a hacer lo que a priori no resulta correcto queda ejemplificado a la perfección en una de la campaña más aclamadas en la última edición de Cannes Lions: “Meet Graham”.
4. Hay que ser suficientemente valiente para escuchar lo que tienen que decir los demás
El trabajo de los creativos bebe inevitablemente de las ideas de los demás, de lo que estos tienen que decir y que hay que escuchar con sumo atención. La colaboración es un poderoso acicate para la creatividad, constata Bambach.
Esta campaña india de Savlon, que emparenta higiene y educación, demuestra que efectivamente hay que escuchar a los demás, a la sabiduría que la gente alberga en sus entrañas, para sacar el máximo jugo a la creatividad.

También utiliza la escucha como caldo de cultivo esta campaña con el foco puesto en la comunidad LGBT para la ONG Stonewall: “Come Out For LGBT”. ¿Lo diferente de esta campaña? Que visibiliza y alza la voz de la comunidad LGBT en territorios a priori hostiles como el ejército.

A juicio de Bambach, los humanos son claramente superiores a las máquinas. Su gran valor diferencial es la creatividad, que utilizada apropiadamente puede cambiar el mundo. “Quiero que mi trabajo, además se servir para vender y generar negocio, ponga su granito de arena a la hora de cambiar el mundo”, concluye.

Un artículo publicado en Marketing Directo y, recibido vía Vallebro.com

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