jueves, 26 de mayo de 2011

La Importancia de una Buena Cultura Empresarial

Cuando en un Negocio se pretende trascender en todos los ámbitos, gran importancia reviste la implementación de una cultura empresarial que marque todos los lineamientos necesarios para alcanzar los objetivos propuestos.

Y es que trascender quiere decir que la empresa ha dejado huella en todos aquellos con los que interactúa, desde sus empleados o miembros, hasta aquellos a los que presta sus servicios o vende sus productos.

Una cultura empresarial solida, basada en el respeto, la honestidad y donde se virtúa siempre el buen servicio, tendrá siempre la ventaja para hacer negocios productivos, prevalecer y ser exitoso en el tiempo.

Un Emprendedor, dueño de negocio o empresario, deberá tener muy clara la actitud de sembrar buenas ideas y comportamientos dentro de su negocio, que creen un ambiente de armonía y prosperidad para bien del Negocio mismo y de quienes lo rodean.

Es así como los principales factores para fomentar una cultura empresarial sólida se pueden enumerar de forma sistemática, con el objetivo de ir sembrándolos en las entrañas del negocio.

1- Procurar siempre el respeto al prójimo en todas y cada una de las acciones que se realicen dentro del negocio, y desde el interior del negocio hacia el exterior; Esto quiere decir que se deberán cumplir todas las reglas impuestas tanto por las autoridades como por la sociedad en general, con prácticas de buenas costumbres, la gente alrededor de un Negocio se siente con mayor confianza de pertenecer a él, incluso los Clientes confían más en una Empresa que se caracteriza por ser consciente de las necesidades de la comunidad en cuanto a la imagen que proyecta hacia al exterior.

lunes, 23 de mayo de 2011

Brandingdignación

La otra tarde, de camino entre una reunión y una ponencia con mi amigo Pedro Rojas, pasé por varias librerías. Me llamó especialmente la atención lo que vi en dos centros de El Corte Inglés. En una zona “caliente” muy bien situada en el local, vi un montón de panfletos de esa nueva tendencia literaria (el nuevo Código da Vinci) basada en la indignación, el mosqueo o el cabreo. 
Me pareció curioso lo bien que encajaban esos folletos en un templo del consumo. Supongo que, al final, todo el mundo quiere aprovechar la situación y ganar algo de dinerito. En realidad no es muy distinto este “merchandising” del que surge cuando hay una boda real o una gira de Justin Bieber. Supongo que pronto veremos camisetas que reflejen este momento “histórico”.
Pronto surgió la deformación profesional y empecé a asociar el branding personal o comercial con lo que está ocurriendo en la Puerta del Sol y en otros lugares. Pensé que los movimientos de los últimos días podrían equipararse a la aparición de una nueva oferta en el mercado. Supongo que este planteamiento puede ser contrario a la mentalidad de quienes rechazan las marcas y el consumo, pero en realidad no lo es tanto.
Se trata de vender algo, de conseguir que te tengan en cuenta, te valoren y te elijan. En este caso lo que se vende es una idea o una forma de ver las cosas. Se trata de dejar una huella profunda y memorable en el “mercado”. Se trata de plantear una propuesta de valor y conseguir que alguien confíe en ella y la “compre”. Mi intención es hacer un análisis lo más aséptico posible utilizando esta premisa y quizás sea útil para todos. Pero vamos por partes.