domingo, 13 de enero de 2013

Parásitos laborales que matan tus ideas


Si tienes claro con quién te debes embarcar en la aventura de crear una nueva empresa también tienes que estar seguro de quiénes son los socios o empleados con los que no debes juntarte jamás.
Se trata de una decisión crítica si deseas conservar la mentalidad start up de los primeros días. Para ello debes evitar a una serie de parásitos laborales que podrían destruir tu negocio.
Aparte de los pelotas y aduladores, que sólo harán que tu start up se vuelva más débil, hay toda una fauna que has de rehuir desde el principio:
Rechaza siempre que puedas a los chismosos que, junto con los creadores de rumores, están entre los peores compañeros de viaje para tu start up y para cualquier compañía. Como creador de empresas, debes ser del tipo de líder que comunica y escucha las opiniones de los demás, además de preocuparse de la satisfacción de sus colaboradores.
Es evidente que en cualquier organización el “rumor cero” es imposible, pero si los chismes campan y se extienden en tu nueva compañía será porque los rumores están ocupando el lugar que no cubre la verdadera información. Los chismosos habrán destrozado así tu mentalidad start up.
Para mantener el espíritu de los primeros tiempos, evita también a los pasotas y apáticos. Este tipo de empleados o socios no tienen sitio en una organización que se caracteriza por la velocidad, la agilidad, los nuevos ritmos de trabajo y la flexibilidad. Jamás se adaptarán a una organización horizontal y colaborativa en la que priman la energía y la pasión.
Es evidente que los que siempre se escaquean no son aptos para tu start up. Huye de los que no son partidarios de aportar ideas para no tener que ejecutarlas. Suelen ser opuestos a cualquier tipo de acción y decisión, y se dedican sólo a hacer lo justo para que nadie pueda recriminarles, aportando lo mínimo.
En el extremo opuesto –pero igualmente rechazables– están los agobiados incapaces de manejar el tiempo ni su propio estrés. Son peligrosos, porque contagian su pésimo estado de ánimo a toda la organización.
En este sentido son igualmente rechazables quienes necesitan demasiadas horas para realizar su trabajo u obtener resultados, pero casi nunca lo consiguen.
En esta línea están aquellos que también trabajan duramente, con gran dedicación, pero son incapaces de integrarse en la cultura de la compañía.
Aquí entra en juego el lema “contrata despacio y despide deprisa”. Has de evitar que tu falta de previsión provoque escasez de personal cualificado. Este tipo de empleados incapaces son sinceros, pero con ellos tu compañía no funciona. Debes saber hacerlo bien: reacciona y toma medidas inmediatamente.
Los ladrones del tiempo de los demás son incompatibles con una start up que maneja plazos muy estrictos.

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