martes, 9 de agosto de 2011

Dale una inyección de energía a tu equipo

Si entendemos “energía” como el impulso que nos ayuda a desarrollar una labor con máximo rendimiento, una buena coordinación y adaptación a los problemas nos daremos cuenta de que equivale a hablar a la suma de las motivaciones individuales de un grupo de trabajo pero también a un extra que surge de la propia unión de todos.
Si contamos con un alto nivel de participación en las tareas, una responsabilidad delimitada y unos objetivos claros y reconocidos por todos, habremos iniciado un camino que deberemos continuar mediante algunos puntos importantes para mantener y potenciar la energía del equipo. Podemos resumirlos en tres aunque seguramente existen otros muchos adicionales.


Conocimiento y cohesión

Los equipos de trabajo, según la labor a desarrollar, suelen funcionar de forma más eficiente cuando no existen diferencias motivacionales radicales entre sus miembros. Por ello es importante que los individuos se conozcan y que sean igualmente estudiados por las personas encargadas de realizar dichos grupos.
El conocimiento mutuo dentro de un equipo bien formado nos ayudará a comprender los diferentes enfoques que se den en el día a día y evitará que se pierda energía en discutir labores de fondo que poco pueden tener que ver con el trabajo a realizar. Un grupo cohesionado viene acompañado por su propia energía.

Presente y futuro

Todos los miembros del grupo deberían conocer el objetivo que se persigue con la labor anticipando los problemas a los que previsiblemente se enfrentarán y poniendo en común las metas individuales en pro del beneficio común. Este paso puede complementarse con un análisis DAFO que también será útil respecto al punto de conocimiento y cohesión anteriormente descrito.
Este primer paso, por tanto, no solo consistirá en descubrir cuál es la meta sino cómo planeamos llegar a ella y cómo, individualmente, podemos influir en el resultado final de forma eficaz y facilitar la labor de los demás miembros. Es bueno establecer entre todos unos parámetros que nos puedan servir como datos de control.

Expectativas y reconocimiento

¿Qué se espera de cada miembro del grupo? ¿qué se espera del conjunto? Para dirigir adecuadamente las energías individuales tenemos que proporcionar información sobre cómo se va a medir el trabajo, lo que se espera de cada uno y aclarar las personas que tendrán autoridad y sus funciones.
El conocimiento de los roles dentro de un equipo ayudará a que las fuerzas se dirijan eficazmente pero hay que apoyarlo con una buena selección de líderes que no provoquen problemas internos ni riñas por la autoridad conferida. Cada objetivo puede tener su propio responsable pero no es bueno que existan demasiados dentro de una misma línea de trabajo.
Entre las expectativas tenemos que introducir el material o procesos de apoyo que acompañarán el trabajo de todos. De esta manera se le podrá dar un buen uso y aprovechar las herramientas que pone la empresa a disposición de sus trabajadores.
Por último, todo esto no sería suficiente si no lo acompañáramos por un buen sistema de salarios, incentivos y motivaciones adicionales basadas tanto en el premio económico como en la simple atribución de méritos y reconocimiento de las capacidades de cada uno.
Para poder realizarlo de manera adecuada hay que plantear unos procesos de control justos y lo más objetivos posibles para que cada individuo sepa cuál es su progresión y entiendan lo que deben mejorar antes de que finalice la tarea y se establezcan objetivos individuales.
En Pymes y Autónomos

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